Drinky es un auténtica "esponja". Además de ser capaz de tumbar a cualquier humano bebiendo chupitos, las luces que incorpora en sus mofletes comienzan a encenderse y teñir sus mejillas de rojo conforme avanza el tiempo bebiendo. Un rasgo que muchos humanos bebedores comparten con este robot. También está diseñado para levantar el pulgar y asentir ante los comentarios de sus compañeros de mesa, más o menos, el comportamiento de cualquier amigo humano al que los chupitos le han llevado al punto de 'exaltación de la amistad'. Todavía no es un compañero perfecto ya que, de momento, el autómata no es capaz de balbucear, ni tampoco da abrazos, pero sí que escucha atentamente cualquier conversación, como un auténtico barman de película.
Afortunadamente para él, Drinky no sufre resacas, ya que en realidad está preparado para que la bebida que toma caiga directamente por el tubo que le hace las veces de garganta hasta el frasco que tiene como estómago. Basta un embudo para sacar el alcohol de nuevo y reutilizarlo. Como advertencia, cabe destacar que al humano que beba a su lado nada le salva de sufrir los efectos de una horrible resaca al día siguiente, y es probable que, una vez más, pronuncie la consabida frase de: "No vuelvo a beber en la vida."
El surcoreano Eunchan Park es el creador de este robot bebedor, a quien se le ocurrió la idea durante las Navidades de 2012 mientras bebía solo. Fue entonces cuando sintió lo deprimente que era la situación y decidió idear algo que le permitiese beber cuando le apeteciera, sin depender de nadie. De esta forma, Drinky vio la luz.
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