Te explicamos por qué cada vez más medicamentos se vuelven inútiles en la lucha contra las infecciones. El problema es mucho mayor de lo que creemos
En noviembre de 2015, un grupo de científicos de China
descubrió algo que pronto llamó la atención de toda la comunidad
científica. Tras recolectar muestras de bacterias en varios hospitales
de las provincias de Guangdong y Zhejiang descubrieron que muchas de aquellas bacterias presentaban un nuevo gen, una mutación a la que llamaron MCR-1.
Por su nombre puede parecer inofensivo, una de tantas mutaciones genéticas. Sin embargo, MCR-1 supone una seria amenaza a la vida de millones de personas de todo el mundo.
Este gen produce una enzima que hace a las bacterias invencibles a uno
de los medicamentos más potentes, una droga llamada colistina, que solo
se usa como último recurso en el caso que los demás medicamentos fallen.
Este gen se está expandiendo rápidamente por el mundo, ya se ha
detectado en diez países, y se prevé que cree miles de bacterias inmunes
a la colistina.
Esta nueva generación de bacterias súper resistentes hace que nos planteemos ciertas preguntas:
¿Por qué las bacterias se están haciendo resistentes a la colistina?
La resistencia de las bacterias a la colistina tiene cierta conexión con el uso de este medicamento en la agricultura. P ese a que la colistina está muy restringida en el ámbito hospitalario, en la ganadería es muy habitual. Un estudio publicado en The Lancet recogía que, aproximadamente, unas
13, 228 toneladas de este medicamento se usaron el año pasado en
producción animal. Y se espera que la cifra suba a 18,188 toneladas.
Este abuso de la colistina ha hecho que las bacterias se hagan
resistentes a él. Como está ocurriendo con tantas otras enfermedades.
¿Se puede evitar el desarrollo de resistencia a ciertos medicamentos?
No. Es algo inevitable. Según un artículo publicado en la revista PNAS en 2010, más de 69,446 toneladas de antibiótico se usan en la ganadería, especialmente en los países desarrollados.
Estamos sobre expuestos a los medicamentos: ya no solo los usamos para curar enfermedades sino también nos los comemos. Sí, ese filete de ternera que comes está repleto de químicos.
Y de la sobre explotación llega la mutación. Al igual que ha pasado con
las bacterias resistentes a la colistina, cada vez más microorganismos
desarrollan resistencia a los medicamentos. Cuanto más se usa un químico más probabilidad hay de que se vuelva inútil.
Y esto ¿cómo nos afecta a nosotros?
La resistencia de las bacterias a los medicamentos está comenzando a ser un problema muy grave en el mundo.
Enfermedades para las que existía tratamiento efectivo se hacen fuertes
y enfermedades prácticamente erradicadas vuelven a afectarnos.
Hoy en día, más de 23.000 americanos mueren cada año por infecciones
causadas por bacterias resistentes a los medicamentos.
En el mundo, la
mortalidad se establece en unos 700.000 casos. Y se espera que para 2050 casi 10 millones de personas mueran por enfermedades relacionadas con la resistencia a los fármacos. Según la OMS, en 2012 se registraron casi 450.000 nuevos casos
de bacterias resistentes a la turbeculosis y se prevé que la
resistencia de la neumonía y la bacteria E.coli a los medicamentos
incremente la mortalidad.
¿Cómo se propagarán estas bacterias super resistentes?
Viajando. Como se ha producido a lo largo de la historia.
Solo que ahora, con el auge del turismo, de la globalización y el
abaratamiento del transporte, esta situación ha aumentado
exponencialmente. Nuestro mundo interconectado puede hacer que
una enfermedad pase de la India a Estados Unidos de una manera muy
simple. Un grupo de científicos suecos ya alertaba de esta situación en
2010. Una encuesta realizada a 105 voluntarios
suecos sanos que habían viajado fuera de Europa encontró que el 25% de
ellos volvió con bacterias resistentes a medicamentos alojadas
en su flora intestinal, sobre todo aquellos que habían viajado a países
como India o Taliandia. Esas bacterias habitaban en esas zonas debido a
las malas condiciones higiénicas y al uso indebido de medicamentos.
¿Quién es el culpable de que haya tantas bacterias resistentes?
Según los activistas, los mayores culpables son los gobiernos. Nuestros
dirigentes simplemente ignoran los problemas que implica la resistencia
a los medicamentos y no implantan medidas restrictivas que regulen el
uso de antibióticos en la industria de la alimentación.
Hasta 2006, antibióticos convencionales se usaban con animales en
Europa y, hoy en día, sigue siendo una práctica habitual en Asia. Eso es un problema ya que muchas de las enfermedades actuales tienen su origen en animales y luego se transmiten a humanos.
Por otra parte, el uso indiscriminado de medicamentos es una realidad.
Los médicos prescriben más medicamentos de los necesarios, tomamos más
pastillas de las que necesitamos y eso, a la larga, conlleva un
resultado negativo.
Solo queda preguntarnos ¿cuál es la solución a esto?
Es necesario encontrar un antibiótico capaz de matar a las bacterias, que sea barato y que no destruya las células humanas.
Recientemente, los científicos están volviendo a la naturaleza con la
esperanza de encontrar nuevos químicos. Para ello investigan
microorganismos que viven en las selvas y en las profundidades de los
océanos que esperan que ayuden a crear nuevos medicamentos.
Pero, sobre todo, lo que realmente tiene que cambiar es la actitud de los gobiernos y farmacéuticas. L
a industria farmacéuticas tiene que cambiar el enfoque e investigar en
nuevos medicamentos. Además, se tiene que reducir el uso de antibióticos
en la medicina convencional y los gobiernos deben invertir fondos en la
investigación de enfermedades.
Muchos retos con los que parar esta nueva generación de súper bacterias.
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