lunes, 25 de abril de 2016

Habla el presunto camello de Prince: "Gastaba unos 200 o 300 dólares diarios"

La muerte del cantante oculta una vida de ansiedad y secretos que mantuvo ocultos durante más de 20 años

Prince 

El jueves el mundo se consternaba tras la muerte de Prince. El icono del pop se marchaba con 57 años en Minnesota. Desde que se oficializara su muerte, los rumores acerca de que se trataba de una sobredosis de fármacos fueron llenando la red. 

El motivo es que seis días antes de morir, Prince tuvo que ser tratado por una sobredosis de Percotet, un narcótico que consumía asiduamente. Viajaba en avión privado cuando tuvieron que realizar un aterrizaje de emergencia en Illinois para ser enviado al hospital.

Ahora, el que se considera el traficante que más ha sustancias ha suministrado a Prince ha hablado con el Daily Mail bajo el seudónimo de Doctor D para explicar la relación del artista con las drogas.

Conocí a Prince en 1984, mientras filmaba la película Purple Rain. Entonces ya era un adicto a las drogas. No le enganché yo, sino que ya era un usuario muy recurrente”, relata el Doctor D, explicando que así fue como comenzó una relación que se intensificaría muchísimo hasta que finalizara en 2008.


Prince era un gran adicto a los opiáceos. Utilizaba, además, otros fármacos para contrarrestar sus efectos, que fue la forma en la que me contactó. Durante un par de años tomaba mucho speed, pero después comenzó a consumir más Dilaudid, un opiáceo a base de heroína altamente adictivo”, explica el camello, asegurando que su relación con las drogas era mucho más estrecha de lo que pudiera pensarse en un principio.

Al parecer, el Doctor D acompañó a Prince en muchos de sus conciertos por todo Estados Unidos, esperándole entre bastidores para suministrarle las sustancias requeridas entre canción y canción. Era su mayor distribuidor en Los Ángeles, y si bien tenía otros contactos –sobre todo en Minnesota–, la confianza con el traficante era tal que comían y pasaban días juntos.

El consumo de Prince llegó a cotas extremadamente altas. “ Su drogadicción le costaba una media de 200 a 300 dólares diarios. Pero como era tan extremadamente rico, no parecía importarle”, reconoce D.

Solía comprar las drogas en grandes cantidades. Creo que lo máximo que se gastó de golpe fueron alrededor de 40.000 dólares”.

 
 
Sin embargo, lejos de tratarse de una adicción con la que simplemente buscaba placer, se refugiaba en las drogas para combatir contra otro gran problema: el pánico escénico.

“Una gran cantidad de artistas dependen de medicamentos para sentirse cómodos en el escenario. Pero Prince, por mucha diferencia, era el peor de todos. Tenía el peor caso de pánico escénico que he visto en mi vida. Recuerdo que cuando estaba filmando Purple Rain compró una gran cantidad de drogas; le era muy angustioso tener que actuar frente a las cámaras y a la gente constantemente”, relata el Doctor D.

Pero según cuenta el traficante, el problema salía de los escenarios para convertirse en algo mucho más complejo: “Necesitaba las drogas por su incapacidad de relacionarse socialmente. Se ponía nervioso en una habitación con tan solo cinco personas. No es que se drogara por ser alguien fiestero. Al contrario, Prince tomaba drogas para sentirse cómodo con la gente”.

Pese a la gran fama que cosechó en los años 80, parece ser que Prince nunca dejó de ser alguien introvertido e inseguro. Sus problemas se hacían evidentes en sus conciertos y más aún en su vida privada, con cambios de nombre que no parecían tener mucho sentido y desapariciones constantes del mapa.

Él llego a la cima, a ser como un Dios. Pero a medida que su fama aumentaba, disminuía la facilidad con la que entablaba relaciones sociales y crecía, por lo tanto, su necesidad de drogarse. En otras ocasiones, cuando su fama disminuyó, también se refugió en las drogas. Es como si tuviera miedo de la fama, pero después la anhelaba”, interpreta el comerciante que pasara más de 20 años a su lado.

 
 
No obstante, Prince no es alguien que haya llamado especialmente la atención por su relación con las drogas. Y esto se debe, en gran parte, a que solo tomaba pastillas, tal y como explica el Doctor D: “ Él nunca ha fumado ni se ha inyectado ni ha inhalado cocaína. Era alguien muy funcional que nunca me pidió nada que no fueran píldoras”.

Gracias a ello supo pasar relativamente desapercibido. También porque no bebía alcohol ni fumaba, por lo que mantenía un ritmo de vida saludable a pesar de su evidente adicción a los fármacos. “ Siempre le veía comer ensaladas. Una vez estaba comiendo una y le comenté acerca de lo saludable que era su dieta. Se volvió hacia mí y me dijo ‘Si no comiera estas cosas probablemente no duraría tanto tiempo’. Era su manera de contrarrestar todo lo que tomaba”, conviene el traficante.

El Doctor D, además, se atreve a vaticinar qué es lo que ha podido originar su muerte. Según dice, un médico, sin saber de su adicción a los opiáceos, le prescribió fuertes analgésicos para sus dolores de cadera. Una mezcla explosiva que ha podido acabar con uno de los mayores mitos del pop del siglo XX.

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