The Guardian ha analizado todos los comentarios de sus lectores desde 1999 para buscar soluciones a los comportamientos abusivos en Internet
Las secciones de comentarios de los medios de comunicación es donde se produce la mayor concentración de bilis de Internet.
No es extraño, pues, que cada vez más medios decidan liquidar la suya.
En muchos casos, invertir los recursos necesarios para asegurarse de que
en ellas no se produzcan abusos no sale a cuenta.
The Guardian,
en cambio, no tiene ninguna intención de hacerlo. Para el periódico
británico, “la mayoría del tiempo los comentarios de los lectores
enriquecen el periodismo”. Claro que el periódico cuenta con un
escuadrón de moderadores dedicados a leer todos y cada uno de los
comentarios que se postean en su web.
En vez de cerrar la sección, The Guardian
ha querido analizar su contenido para intentar sacar conclusiones que
ayuden a combatir el cada vez más ubicuo acoso en la red. Para ello,
encargó un mastodóntico estudio que examinó 70 millones de comentarios
posteados a lo largo de 15 años, desde enero de 1999 a marzo de 2016.
Aquí algunas de las cosas que han descubierto.
– Hasta la fecha, los moderadores han bloqueado 1.4 millones de comentarios.
Esto representa el 2% del total de los comentarios que se han posteado.
Los comentarios se bloquean cuando se consideran abusivos (ya sea
porque utilizan lenguaje insultante o porque se trata de ataques “ad
hominem”) o cuando están tan poco conectados con la cuestión tratada en
el artículo que lo único que consigue es desviar la conversación.
– Los artículos escritos por mujeres recibieron más comentarios bloqueados
(es decir, considerados abusivos) en prácticamente todas las secciones.
Pero cuanto más orientada a los hombres era la sección (por ejemplo,
deportes o tecnología) más comentarios abusivos recibieron las mujeres.
Por otro lado, la sección de moda, en la que la mayoría de artículos
están escritos por mujeres, fue una de las pocas en las que los autores
masculinos recibían más comentarios bloqueados que las mujeres.
– Las secciones de Internacional, Opinión, Medio Ambiente y Moda fueron las que más comentarios bloqueados generaron.
– Algunos temas atrajeron más comentarios abusivos que otros.
Es el caso de las discusiones originadas por artículos sobre el
conflicto Israel entre y Palestina, el feminismo o las violaciones.
- Aunque el estudio se centró en las diferencias entre géneros para
probar la teoría de que las mujeres experimentan más abusos en la red
que los hombres, también se observó que las
minorías religiosas y étnicas, así como las personas LGTB,
experimentaron un número desproporcionado de comentarios abusivos.
De los resultados del estudio se extrae que, cada día, los moderadores
del periódico tienen que borrar centenares de mensajes insultantes, en
su mayoría sexistas, racistas, y homófobos.
Pero más allá de constatar los grupos más débiles de la red, el estudio también ha servido para sacar a relucir la guerra cultural subyacente en todo Internet.
El mismo día que se publicó el estudio, The Guardian publicó otro artículo en el que explicaba cómo había llevado a cabo el análisis de los 70 millones de comentarios.
En esa noticia, el comentario más votado era crítico con el estudio.
El lector acusaba a los moderadores de borrar mensajes no porque
fueran abusivos sino porque, simplemente, criticaban el enfoque o las
ideas de la pieza.
El usuario que realizó
este comentario hacía referencia a un quiz que se había publicado en el
artículo original sobre el estudio. En él, el lector podía decidir si
permitía o no un determinado comentario, comparando su respuesta con la
decisión real que había tomado el moderador.
Cuando uno se fija en dicho quiz, los comentarios que el lector
consideraba simples “críticas” son, en realidad, ataques personales al
autor o afirmaciones ofensivas acerca del tema tratado en el artículo en
cuestión. Para el caso, artículos sobre feminismo, moda, la muerte de
Eric Garner, teorías de la conspiración antisemitas, las votantes
femeninas de Hillary Clinton y la presencia de las personas LGTB en los
Oscar, entre otros.
Ello pone de manifiesto que, en ciertos sectores, se hacen pasar los
ataques a, pongamos, mujeres y personas de color, como “críticas”
legitimas. Esto no solo ocurre en las secciones de comentarios, sino en
todo los rincones de Internet.
Tal y como escribe Aja Romano en Vox,
“lo que una vez fue una ciénaga de mezquindad en Internet ha
evolucionado rápidamente a partir de que feministas, activistas y
minorías empezaron a hablar y defender con regularidad cuestiones
progresistas que se pueden enmarcar en paraguas de la 'justicia
social'”.
El contragolpe
subsiguiente de los movimientos conservadores y de defensa de los
derechos de los hombres es lo que ha acabado generando el constante
conflicto en el que vive inmerso Internet alrededor de cualquier
cuestión mínimamente sensible.
Puede que la política de “eliminar lo malo” de The Guardian
no sirva para solucionar el problema de los comportamientos abusivos o
los comentarios de odio en Internet. Pero, al menos, sirve para señalar
que dicho comportamiento no es ni normal ni inevitable.
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