Llegas a casa después de estar varias horas encerrado
entre cuatro paredes. Hoy has tenido clase de matemáticas, lengua,
historia, ciencias naturales y educación física. Y en esta última tocaba
teoría.
Llegas a casa esperando librarte de los doce kilos de peso de esa mochila que te hace ser más bajito. Pero cuando estás a punto de quitarte los zapatos y acomodarte en el sofá, te das cuenta de que
tienes que entregar para mañana cinco problemas de mates, cuatro
páginas del Workbook y una redacción sobre tus vacaciones en Benidorm.
Todo muy útil y productivo.
Esta sensación de estrés, de agobio, de presión que todos hemos sentido
alguna vez, es uno de los problemas más graves por los que pasa la
educación española. Según acaba de anunciar la
Organización Mundial de la Salud, el exceso de deberes perjudica
gravemente la salud de los alumnos de nuestro país.
A través de una encuesta realizada a jóvenes en edad escolar en la que
han participado más de 11.000 españoles, la OMS ha elaborado un estudio
en el que se evidencia la falta de efectividad de las tareas que los
estudiantes deben realizar en casa.
Hasta el 34% de los niños y el 25% de las niñas de 11 años admiten sentirse muy presionados por los deberes, una cifra preocupante que se agrava a medida que avanza la edad.
A los 13, son el 55% de las chicas y el 53% de los chicos los que
sufren estrés por ello. Y a los 15, la cifra llega hasta el 70% de las
chicas y el 60% de los chicos, cifras que colocan a España en el primer
lugar de Europa en lo que se refiere a este problema.
En gran parte ese problema de estrés se debe a las seis horas y media semanales que, según la OCDE, se dedican a hacer deberes.
Pero también gran parte de la culpa, según el informe, se debe a que no
se da a entender la función de estas tareas, que se convierte en una
carga sin sentido para los alumnos.
Existen muy pocas
evidencias demostrables de que los deberes en casa aporten beneficios”,
explica el profesor Rafel Bisquerra de la Universidad de Barcelona en
declaraciones a El Periódico. “ Sería mejor que el niño dedicara ese tiempo a alguna lectura que le parezca interesante".
Los problemas derivados de este tipo de estrés son dolores de cabeza, estómago, espalda e incluso actitudes violentas.
Sobre todo, las consecuencias se centran más en personas de edades
adolescentes, cuando en la ESO y en Bachillerato la carga de trabajo en
casa aumenta notoriamente.
El espejo en el que
podríamos mirarnos se encuentra en Finlandia, donde el tiempo semanal
dedicado a los deberes ronda las tres horas y, sin embargo, tienen una de las tasas más bajas de fracaso escolar.
Entre los defensores de los deberes se encuentra la Federación de
Asociaciones de Padres de Alumnos de Catalunya, que advierte de que son
muy útiles para cuestiones memorísticas. Sin embargo, con esta declaración vuelve a salir el eterno debate de si lo que hacen los alumnos es aprender o, más bien, memorizar.
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