lunes, 16 de mayo de 2016

A subasta la descorazonadora carta de Marilyn Monroe desde un psiquiátrico

Escrita en 1961, un año antes de su muerte, Marilyn detalla la traumática experiencia en una clínica de salud mental que la marcó profundamente

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Un año antes de suicidarse, Marilyn Monroe escribió una carta de seis páginas a su psiquiatra Ralph Greenson.
Greenson era conocido como el pisiconalista de Hollywood por tratar, entre otros, a Frank Sinatra, Vivien Leigh o Tony Curtis. Él fue, además, el que encontró el cuerpo de la actriz tras quitarse la vida con una sobredosis de pastillas a los 36 años.
Marilyn había sido enviada a la clínica Payne-Whitney por orden de su otro psiquiatra, la doctora Kris Marianne y, en aquellas descorazonadoras líneas, narró a Greenson la horrible estancia en el sanatorio neoyorquino.
En palabras de la propia Marilyn, en Payne-Whitney la empatía brillaba por su ausencua y fue encerrada en una habitación para pacientres muy trastornados. Aunque como ella se sentía realmente era encarcelada y pagando por un crimen que no había cometido. La experiencia la marcó profundamente.
Fechada el 1 de marzo de 1961, la carta es noticia ahora porque será subastada, junto a otras pertenencias de la actriz, el próximo noviembre en la casa de subastas Julien's. Lo que sigue es un extracto del contenido de aquella carta publicado por la revista People:

"Me senté en la cama imaginando qué haría en la misma situación si estuviera actuando y tuviera que improvisar. Se me ocurrió, gracias a una película que había rodado llamada Don't Bother to Knock, montar escándalo para llamar la atención. Cogí la silla y la golpeé contra el cristal. Fue difícil, porque nunca antes había golpeado algo con la intención de romperlo"
"Me costó mucho conseguir tan solo un pedazo pequeño de cristal. Lo guardé en mi puño y me senté a esperar a que vinieran. Cuando lo hicieron les dije: 'si vais a tratarme como una pirada, actuaré como tal'. Admito que lo que hice después fue muy melodramático pero es lo mismo que hacía en la película, solo que con una cuchilla de afeitar. Les dije que si no me dejaban salir, me haría daño. Aunque no pensaba hacerlo realmente porque, como usted sabe, soy actriz y nunca me haría una cicatriz o me marcaría de ninguna forma. Soy así de superficial".
"Me trasladaron a otra planta y el responsable me dijo que estaba muy enferma y que lo había estado durante muchos años. Me preguntó cómo podía trabajar cuando estaba deprimida. Quería saber si ello interfería en mi trabajo. Se mostraba muy firme y hacía juicios más que preguntas, así que le contesté que tal vez Greta Garbo, Charlie Chaplin o Ingrid Bergman también trabajaron deprimidos a veces. Le dije que preguntarme aquello era como preguntarle a Joe DiMaggio como podía darle a la pelota cuando estaba deprimido. Es bastante estúpido".
Su segundo marido, precisamente Joe DiMaggio, la sacó de la clínica un par de días después.
"Anoche estuve despierta toda la noche otra vez. A veces me pregunto para qué sirve la noche . Casi no existe para mi, todo me parece un día largo y horrible".

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