En India, la altura se considera un medidor de belleza. Ello ha propiciado que los jóvenes del país se sometan a operaciones no reguladas a riesgo de quedarse discapacitados.
La naturaleza puede parecer, a veces, cruel dotando a
unos de los atributos que forman parte del canon del momento y, a otros,
con los que lo destrozan. Sin embargo, más cruel somos nosotros que lo
creamos y perpetuamos intentando ser más delgados que un folio, comparando el ancho de nuestras rodillas con un iPhone, o aumentando nuestra altura mediante cirugía.
Esto último es lo que está ocurriendo en India. En este país asiático,
dónde la altura es considerada un medidor de belleza, los jóvenes están
sometiéndose a una técnica que ha dividido a los ortopedistas del país
por el peligro de dejarlos discapacitados de por vida.
Se trata del alargamiento de extremidades, el último boom de la cirugía plástica "made in Asia". Consiste en romperse los huesos de la piernas para llevar unos hierros alargadores hasta poder volver a andar. Algunos de los que se han sometido al procedimiento aseguran haber ganado hasta 8 centímetros de altura, sin embargo, la intervención es muy compleja y no está regulada.
Sudhir Kapoor, presidente de la
Asociación india de ortopedia ha advertido públicamente de los riesgos y
ha declarado que, desde la asociacion, no recomiendan someterse a la
intervencion excepto en casos muy específicos. Es una operación
que no se hace de forma rutinaria y existe un porcentaje muy elevado de
complicaciones. Además, los cirujanos no suelen haber recibido
entrenamiento especializado previo o han aprendido de alguien que
experimentaba.
"Se trata de uno de los
procedimientos de cirugía estética más difíciles de realizar, y la gente
lo está haciendo al cabo de solo uno o dos meses de residencia,
siguiendo a un médico que, probablemente, también está experimentando.
No hay universidades ni un entrenamiento adecuado, nada", dice Amar
Sarin, un cirujano ortopédico de Delhi a The Guardian,
El alargamiento de extremidades se llevó a cabo por primera vez en en
los años cincuenta en Kurgan, una pequeña ciudad soviética de Siberia.
Su inventor, un polaco llamado Gavriil Ilizarov, se convirtió entonces
en "el mago de Kurgan", llegando a operar a un campeón olímpico de salto de altura. Aunque su objeto no era la cirujía estética sino ayudar a los que habían sufrido un accidente o hubieran nacido con extremidades de diferentes longitudes.
Ahora, el procedimiento se ha actualizado en la India con
modificaciones modernas que lo han agilizado y lo han hecho menos
doloroso. Aunque someterse a él conlleva, al mismo tiempo, un estigma.
Los pacientes lo mantienen en secreto pero deciden seguir adelante
porque sienten que tienen que hacerlo para consegir un buen matrimonio o
para prosperar laboralmente.
La tendencia va en auge en la India aunque también se ha detectado un flujo de turismo sanitario proveniente de occidente. Amar Sarin, doctor de fama internacional por la practica de dicha técnica afirma haber intervenido a 300 pacientes de los que solo un tercio eran locales.
De nosotros depende dejar de alimentar este sinsentido en el que todo parece valer para no aceptarnos como seres perfectos aunque nuestro corazón lata correctamente y nuestras cejas sigan recogiendo el sudor.
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