lunes, 16 de mayo de 2016

Condenado a muerte por un delito cuya única prueba es un testigo hipnotizado

Charles Flores lleva dos décadas en el corredor de la muerte esperando a que se haga justicia

charlesflores

En 1998, dos hombres fueron acusados de matar a una mujer en Dallas. Uno era blanco. El otro, latino. Uno se declaró culpable y pasó 17 años en prisión antes de salir en libertad condicional. El otro, afirmó que era inocente y fue condenado a la pena de muerte.

Esta es la historia de Charles Flores. El chico latino. El hombre que espera en el corredor de la muerte a ser ejecutado el próximo 2 de junio.
Betty Black, de 64 años, fue asesinada la noche del 29 de enero de 1998. Ocurrió en Farmers Branch, un suburbio de Dallas, Texas. A unas habitaciones de distancia, su doberman también fue asesinado de un tiro en la espalda.
La policía no tardó en acusar a dos traficantes del delito: Richard Lynn Childs y Charles Flores. Pero el destino de ambos ha cambiado mucho en las dos décadas que han pasado. Childs, que se declaró culpable por sugerencia de su abogado un año después del crimen, fue puesto en libertad condicional tras 17 años en la cárcel, a pesar de haber sido condenado a 35.
Flores, por su parte, decidió defender su inocencia a capa y espada. Teniendo en cuenta que no hay ninguna prueba física ni de ADN que coloque a Flores en la escena del crimen, parecía la opción más sensata. Sin embargo, el juicio acabó llevándole al corredor de la muerte. Su ejecución está programada para dentro de tres semanas.
Charles Flores y Richard Childs
" Soy inocente. Solo buscaban a alguien a quien culpar" se defiende el acusado, que se encuentra en la cárcel Allan B. Polunsky de West Livingston.
Según sus abogados, la condena se produjo por el simple hecho de que Flores huyó de la policía mientras Childs decidió hablar con los investigadores del caso.
178 de las 246 personas que esperan a ser ejecutadas son negras o latinas
Durante varios meses, Flores huyó a México para eludir su acusación. Ahora dice estar arrepentido de lo que hizo. Y defiende haberlo hecho simplemente por miedo.
" Era el único mexicano implicado en el proceso. Era la única persona de piel morena presente. En Texas, si no eres caucásico y no tienes dinero para pagar a un abogado defensor de primera categoría... tienes un problema", se excusa.
Y lo cierto es que no le falta razón. En Texas, 178 de las 246 personas que actualmente esperan ser ejecutadas son negras o latinas. A nivel nacional, el patrón se repite.
Los testigos del caso confirmaron que Childs y Flores estuvieron juntos unas horas antes del homicidio, algo que ha sido admitido por ambos acusados. Incluso, un amigo de Flores –Homero García– dijo que él estuvo presente durante el tiroteo. Algo apoyado por Jonathan Wait, el padre de la que fuera novia del acusado. Según ambos, Childs habría asesinado a Black mientras Flores solo habría matado al perro.
Sin embargo, Flores mantuvo en todo momento que no estuvo en el lugar del asesinato y que sus allegados fueron presionados para hacer las declaraciones. Algo que mantuvieron sus abogados al no encontrarse huellas dactilares, ADN, análisis de sangre ni ninguna otra prueba que evidenciara la acusación.
Se recurrió a un método tan excéntrico como la hipnosis
Pero no fueron ellos quienes pusieron a Charles Flores entre rejas. El testigo clave sería Jill Barganier, un vecino de Betty Black que dijo haber mirado por la ventana a las 6:45 del día del asesinato y haber visto a dos hombres salir del hogar y entrar en un coche.
Barganier no tardó en identificar a Childs en una rueda de reconocimiento. A su vez, describió a su acompañante como un hombre blanco con el cabello negro hasta los hombros.
Ante la imposibilidad de identificar al sujeto, se recurrió a un método tan excéntrico como surrealista: la hipnosis. Aunque no es un método común, en Texas tiene un precedente legal que sirvió para darle validez. De este modo, el 4 de febrero de 1998, seis días después de lo ocurrido, hicieron una sesión de hipnosis a Barganier realizada por Alfredo Serna, oficial del Departamento de Policía.
Escuchando sus declaraciones durante la sesión, elaboraron un dibujo guía. Pero el hombre no llegó a nada nuevo. Nada parecía haber cambiado. El sujeto del dibujo no se parecía a Charles Flores.
Los oficiales continuaron insistiendo. Dieron una serie de fotografías al testigo entre la que se encontraba la de Flores. Pero no le identificaba. Al ver que no existían evidencias claras, los abogados le dijeron al acusado que iba a salir pronto de prisión preventiva. Ese día, Flores llamó a su familia. "Voy a casa", les dijo.
Pero, sorprendentemente, todo cambió el 23 de marzo de 1999, el segundo día del juicio. Barganier fue llamado al estrado. De pronto, había reconocido a Flores y lo identificó en la sala.
Esto alargaría mucho el proceso y llevaría de golpe a Flores a la condena de muerte si seguía negándose a declararse como culpable, como ocurrió más tarde.
Además, nada estaba claro alrededor de Barganier. Los abogados del acusado dijeron que se trató de un engaño de los policías mientras realizaron la sesión de hipnosis, incitándole a que dijera que Flores era el asesino. Para que la hipnosis tuviera validez, por otro lado, se suponía que debería haberse llevado a cabo de manera privada, no en el Departamento de Policía como ocurrió. 
" La verdad es que no tenía que ser un genio para detectar que yo era la única persona hispana de la sala del juicio" señaló Flores, quejándose de que el resto eran hombres blancos y que solo le acusó a él por su raza y por haberle visto en las noticias antes del juicio.
"Nos dijeron que si testificábamos a favor de nuestro hijo nos meterían en la cárcel y tirarían la llave"
Sin embargo, la sentencia dio por buena la declaración de Barganier. Y Flores fue condenado. Más tarde, los padres del acusado no se atrevieron a defender a su hijo en el juicio. " Nos dijeron que si testificábamos a favor de nuestro hijo nos meterían en la cárcel y tirarían la llave", explicaba su madre.
Y esto fue aprovechado por la defensa. "¿Dónde están tu familia, amigos, vecinos...? ¿Hay una sola persona que vea algo bueno en este hombre?" se preguntó el abogado Greg Davis en el alegato final.
Erendira Macias
El 30 de marzo de 1999 cuando declararon culpable a Charles Flores. Lo sentenciaron a muerte. Y la familia de Black lo celebró. " Se ha hecho justicia", declaraba Sheila Brockman, la hija de la asesinada.
Ahora, con Childs en libertad, Flores está a punto de ser ejecutado. Sobre él cae la sentencia de asesinato, aunque más de un testigo explicó que fue Childs el que mató a Betty Black. La ley de Texas puede encontrar a dos personas culpables del mismo crimen, catalogando como iguales a los cómplices. Es decir, puedes ser culpable de asesinato aunque no hayas sido tú quien apretó el gatillo.
" En Texas, eres tan culpable siendo cómplice como el que aprieta el gatillo. No puedes escapar de la responsabilidad penal solo porque no fuiste tú quien acabó el trabajo", resume el abogado Jason January.
"En Texas, eres tan culpable siendo cómplice como el que aprieta el gatillo"
Flores se enfrenta a una muerte prácticamente segura, y no parece tener muchas posibilidades de poder esquivarla. "No estoy pidiendo nada más, solo un juicio justo", se lamenta. Pero sabe, después de casi dos décadas luchando, que no queda nada por hacer. Y por ello lanza un último mensaje a su madre, la única persona en la que piensa mientras está en el corredor de la muerte:
"Te amo más que a nadie en el mundo. Eres la mejor mamá que se puede tener y no te cambiaría ni por la Reina de Inglaterra".


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