martes, 10 de mayo de 2016

El enigma sobre la utilidad de la cera en los oídos, ¿para qué sirve?

Los investigadores no se ponen de acuerdo sobre sus verdaderas propiedades.

cera 

A nadie le gusta tener cera en los oídos. Es algo molesto y sucio. Y aún más si ves a otros tenerla. El cerumen, como los mocos, es un elemento de nuestro organismo que preferiríamos no tener. Sin embargo, como prácticamente todo lo que compone nuestro cuerpo, tiene una función.

El cometido de la cera de los oídos se ha debatido históricamente. Durante mucho tiempo, se ha pensado que tiene una función de lubricación, una especie de cacao de labios pero natural y para el interior de las orejas. También se ha creído que es útil para evitar que los insectos se internen dentro de nuestra cabeza. Sin embargo, lo que más se ha apoyado en la comunidad científica es que funciona como antibiótico.

En un estudio de 1980, los investigadores Toby C Chai y Tuu-Jyi Chai analizaron el cerumen de 12 personas y lo mezclaron con alcohol. Tras hacerlo, introdujeron varias bacterias en la mezcla. Y descubrieron que el cerumen acabó con el 99% de las diferentes cepas de bacterias que probaron. Algunas eran más resistentes, con tasas de mortalidad de entre el 30 y el 80%, pero todas se vieron afectadas tras la exposición a la cera de los oídos.

No queda claro si el cerumen funciona como un antibiótico o como un nutriente para las bacterias

Otro estudio alemán de 2011 corroboró esta teoría. En un nuevo experimento, 10 péptidos que se encuentran en el cerumen evitaron que las bacterías y los hongos probados crecieran. Además, probaron que las infecciones en el conducto auditivo externo se producen cuando el sistema de defensa del cerumen falla.

Pero no es la única opinión sobre este tema. En el 2000, un estudio de la Universidad de La Laguna de las Islas Canarias encontró todo lo contrario: que la cera es negativa. Al probar el mismo experimento que el análisis anterior con una cepa de estafilococo, los analistas encontraron que el cerumen realmente provoca el crecimiento de las bacterias.

Este último estudio no es el único que pone en duda la capacidad del cerumen para eliminar microbios. Pero existe una diferencia entre ambos casos que podría esclarecer el asunto. En los estudios de 1980 y 2011 se utilizaron muestras de cerumen seco, mientras que en el análisis del 2000 utilizó cerumen húmedo.

El tener cerumen seco o húmedo está determinado por la genética. Concretamente, se reduce a una letra de un solo gen. Este gen es el ABCC11 si lo tienes húmedo y GBCC11 si es seco. 

El patrón genético del cerumen es tan predecible que ha servido para realizar análisis biológicos de la migración humana. Las personas caucásicas y afroamericanas son más propensas a tener cera húmeda. Las asiáticas, a tener cera seca. Y, aunque no está probado que un tipo u otro sea negativo o positivo para el cerumen, es una probabilidad que atrae a la comunidad científica.

Existen dos tipos de cera: la húmeda y la seca

Existen muchas personas con problemas relacionados con el cerumen. En 2004, alrededor de 2,3 millones de personas en Reino Unido fueron al médico por estas dolencias. Esto no solo puede acarrear problemas de oído, sino también aislamiento social y paranoia leve.

Pero el problema no es solo tener cerumen, sino saber cómo quitarlo. Es de dominio público que utilizar bastoncillos de algodón puede dar graves problemas de audición, por lo que existen una serie de remedios más útiles para eliminar la cera acumulada. Investigadores de la Universidad Médica de Minnesota concluyeron que lo mejor es suavizar la cera antes de poder extraerla manualmente, pero recomiendan dejar estos procedimientos a un profesional.

Lo que hay que evitar a toda costa es una práctica de medicina alternativa conocida como vela de oído. En esta práctica, una vela hueca se prende cerca de la oreja, provocando que el calor extraiga el cerumen del canal auditivo, permitiendo que se pueda quitar fácilmente. Sobran las palabras sobre por qué no es nada recomendable, ¿no?

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