lunes, 16 de mayo de 2016

Podrían haber encontrado la primera terapia que detiene el envejecimiento

Elizabeth Parris

¿Es posible retrasar el envejecimiento? Los anuncios de cosméticos no paran de afirmarlo. Aparecen cremas rejuvenecedoras de baba de caracol o veneno de serpiente que prometen quitarnos años de encima. Ahora, una empresa dice haber desarrollado una terapia genética experimental que permetiría detener el envejecimiento natural.

Elizabeth Parrish, la directora general de la startup Bioviva, afirma haber sido la primera persona en revertir los efectos del envejecimiento natural del ser humano. Así pues, a pesar de tener 44 años, Parrish asegura haber perdido 20 años de edad biológica.
El pasado septiembre, Parrish experimentó en su propio cuerpo si la terapia ofrecida por su empresa es segura. Para ello, se sometió a dos tratamientos con inyecciones que le asegurarían rejuvenecer el estado de su cuerpo.
La primera le ayudó a protegerse de la pérdida de masa muscular ligada al paso de los años. La segunda, a combatir el descenso de células madre, que aparece como consecuencia de las enfermedades del envejecimiento. Finalmente, introdujo en su cuerpo una enzima que le permitió alargar sus telómeros, lo que afirma haberle hecho revertir los efectos de la vejez.
Los telómeros son los exremos de los cromosomas. Algunas teorías indican que cada vez que una célula se divide el telómero se va acortando. Así pues, la longitud de los mismos podría considerarse algo así como un reloj biológico que indicaría cuántas divisiones celulares nos quedan.
La teoría de Parrish es que, al alargar los telómeros, estos pueden proteger el cromosoma al completo. De este modo, puede retrasarse el envejecimiento e incluso acabar con él.  
 
“Las terapias actuales ofrecen escasos beneficios para las personas que padecen enfermedades asociadas al envejecimiento. Ciertos cambios en nuestro estilo de vida han limitado el impacto de cualquier tratamiento”, se justifica Parrish. Además, afirma que “ haremos historia” tras el experimento probado en ella misma.
Sin embargo, la comunidad científica todavía no certifica la validez de sus resultados. Lo cierto es que la relación directa entre longevidad y longitud de los telómeros todavía no ha sido probada.
Es por ello que, para llevar a cabo la terapia, Parrish ha esquivado la regulación que establece la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) para este tipo de pruebas. Según declaran algunos miembros de Bioviva, el tratamiento se ha llevado a cabo en Colombia para no tener problemas con la ley estadounidense.
Pero no todos han estado de acuerdo con la directora. Algunos han dimitido de la compañía en cuanto han sabido lo que Parrish iba a hacer. Es el caso de George Martin, director del Centro para la Investigación del Alzheimer de la Universidad de Washington que asesoraba el proyecto.
Al actuar al margen de los mecanismos de control de la comunidad científica,no se ha dado validez a su historia y los resultados todavía deben ser examinados por una fuente independiente.
Aun así, Bioviva continuará monitoreando la sangre de Parrish para terminar demostrando los efectos del proyecto.

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